Somos almas unidas por un mismo lazo de amor,
ubicados en lo más profundo del corazón,
tu mi hombre enamorado,
sentado junto al río,
sonriendo a la brisa
que al mismo tiempo toca
tu suave cara llena de alegría,
tu parado en lo más alto del mundo,
observando la belleza del lugar,
descubriendo nuevos horizontes
que explorar, que navegar,
tu como el aire puro y limpio
con el que yo puedo respirar,
me despierto temprano,
lo primero que escucho
es como susurra el viento exclamando tu nombre,
las rosas se mueven de un lado a otro,
no puedo estar alejada de ti,
necesito de tu eterno cariño,
tengo hambre de tu amor, tu voz me guía,
tu ahí parado
en la salida esperando mi llegada,
ahí despojándome del silencio
y de la soledad que me rodea,
tu mi amor de otoño
devolviéndome el dulce aroma de la verdad,
sobre todo he descubierto
una sensación de amar y ser amada,
frente a frente,
nuestros corazones laten aceleradamente,
todo nos favorece el agua,
el aire, el fuego, la tierra,
menos unos obstaculos que debemos pasar,
esos obstáculos
simplemente hacen
que este sentimiento se fortalezca,
y tú mi enamorado
enseñándome mientras a quererte,
a que agradezca lo que nos esta pasando ahora,
que esto es amar de verdad,
los pilares de nuestras vidas,
ubicado en el sendero de nuestros corazones,
en la profundidad de lo eterno,
de lo infinito, del más allá,
tu y yo parados en la cima del mundo
donde nadie nos pueda alcanzar,
donde nadie nos pueda arrebatar nuestro amor
y en las tardes frias de otoño e inviernos,
lo que sueño y deseo
es pasar el tiempo a tu lado, abrazados...
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